Sal de tu cabeza

6. agosto 2025 | 

Así es! o no es

Fíjate.

Hay días en los que no puedes parar de pensar.
Todo es un loop:
“¿Y si hubiera dicho que sí?”
“¿Por qué no me contestó?”
“¿Y si todo esto es una pérdida de tiempo?”

Tu cabeza, en vez de ayudarte, te sazona la vida con pensamientos que no pediste:
dudas, culpas, reproches, miedo al futuro, comparaciones ridículas.
Una mezcla de sal, vinagre y ají picante.

Y claro, cuando la cabeza está demasiado condimentada, todo lo que haces pierde sabor.
Nada ilusiona.
No hay ganas.
No hay hambre de nada.

La cabeza está salada. Y la vida, desabrida.

Y uno sigue ahí, encerrado, esperando una señal, un empujón, algo.

¿La solución?

Sal. Literalmente.

Sal de tu cabeza.
Sal a caminar.
Sal a hacer algo con las manos.
Sal de ese grupo de WhatsApp que te drena.
Sal de esa historia que te estás contando desde hace años.

Porque solo cuando sales —de la cabeza, del drama, del encierro mental—
puedes volver a saborear la vida.

Con alegría.
Con curiosidad.
Con ese sazón que viene cuando vuelves a oler el aire de afuera y a mojarte un poquito los pies en la calle.

Haz la prueba hoy.

Un solo paso fuera de tu cabeza puede ser el primero para volver a sentirle gusto a las cosas.

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