La diferencia entre indigena e indigente
1. noviembre 2025 |
ironía de la lengua
No, no tienen nada que ver.
Uno viene de tener raíces.
El otro, de no tener nada.
Uno nace con historia.
El otro vive con hambre.
La lengua es así de irónica.
“Indígena”, dice la RAE, es quien mantiene tradiciones anteriores a la civilización occidental y ha sobrevivido a ella (que ya es mucho mérito).
“Indigente”, en cambio, es quien vive sin recursos, pobre, menesteroso, pordiosero… en resumen: en apuros y sin aire acondicionado.
Y aunque suenen parecidos, la realidad es que los indígenas tenían tierra, oro, organización y sentido del humor.
Los indigentes llegaron en barco buscando lo que no tenían: pan, poder o propósito (y encontraron cacao, maíz y resistencia).
Cristóbal Colón y compañía fueron, técnicamente, los primeros indigentes globalizados: gente sin recursos propios que vino a ver qué se podía llevar.
Se llevaron bastante, por cierto. Tanto, que siglos después todavía hay museos en Europa que parecen sucursales del Amazonas.
Lo divertido —o trágico, según el día— es que hoy el idioma lo heredamos de ellos. Y, como premio, nos toca dar las gracias por hablar “su lengua” mientras tratamos de recordar la nuestra.
Así que no, indígena e indigente no son lo mismo, aunque la historia parezca empeñada en mezclarlos. Uno fue despojado de lo suyo; el otro vino a buscar lo que no era suyo. Y al final, el mapa se invirtió: los indígenas se volvieron indigentes… y los indigentes, propietarios.
Pero al menos, nos quedó el talento caribe de hacer lo mejor que sabemos hacer: reírnos mientras el mundo se incendia y alguien intenta vendernos el fuego.
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