Tener sueño…

Una cosa es tener un sueño.
Otra cosa es dormirlo.

Algunos humoristas bromean con Martin Luther King Jr., diciendo que debía tener mucho sueño porque repetía: “I have a dream”.
Pero él no hablaba de cansancio.
Hablaba de una visión.
De algo en lo que creía con tanta convicción, que transmitía la certeza de que algún día sería posible.

Y así son los sueños.
Nacen en tu mente, crecen con tu fe y se cumplen cuando se ponen al servicio de los demás.
Ahí dejan de pertenecerte.
Recolectas frutos, compartes resultados… y cuando todo eso ya está en manos de otros, llega el momento de soñar otra vez.

El error es dormir tu propio sueño mientras trabajas en el de los demás.
Ese que escondes porque te da miedo: miedo a lo grande que puede ser, miedo a la felicidad inmensa de alcanzarlo… y a la tristeza de perderlo si nunca lo intentas.

No duermas tu sueño.
Hazlo posible.
No te aferres al éxito del pasado.
Atrévete a crear uno nuevo.