Renuncio pa’ avanzar

A ver… ¿qué significa renunciar?

¿Dejar algo o, más bien, avanzar?

He renunciado a negocios que cansan, trabajos que ya no cumplen, amores que hoy llaman “tóxicos” (¡antes, simplemente, una m!#%&!)…

También he renunciado a lugares donde ya no siento que pertenezco, y a relaciones que, como la gasolina, en algún momento fueron necesarias pero ahora… ¡ni un litro más!

Cada renuncia trae su lección.

Cambiamos cada vez que decimos “hasta aquí” y avanzamos cada vez que nos desprendemos de lo que ya no aporta.

Es un ciclo que va pa’ lante y pa’ atrás: aprendes cuando renuncias, y renuncias para seguir aprendiendo.

¿Es retroceder?

¿Y eso qué tiene?

Retroceder no siempre es perder, sino más bien como coger impulso. Retrocedemos pa’ darle fuerza a los sueños, pero ojo: nunca pa’ las frustraciones.

Porque sí, renunciar es redirigir tu energía y darle espacio a lo que realmente importa.

Nos pasamos la vida renovándonos, evolucionando.

¿Quién era la persona que tomaba esas decisiones hace un año? ¿Y la de hace un mes?

Lo constante es el cambio, y el secreto está en aceptar la belleza de esa inconstancia.

Así que, si estás ahí, pensando en renunciar a algo que ya no es para ti, que no te aporta, o que solo suma peso… ¡hazlo! Soltar es también un gran acto de amor propio y un acto de valentía.

¿Listo pa’ esta aventura de renunciar a lo que sobra y avanzar con lo que vale?

Pues dale, que no vienen carros.

¡Vamos juntos!

Ahí tienes la cajita azul para suscribirte, porque este viaje no lo hacemos solos.