Que no cunda el pánico…

Es curioso ver cómo todo el mundo corre como pollo sin cabeza por la IA.

Unos, aterrados. Otros, desesperados por ser los primeros en exprimir cada gota de inteligencia artificial.

Sí, tiene ventajas. Muchas. Pero, ¿tanto como para entrar en pánico?

Cuando salieron los ordenadores, nadie dijo que iban a reemplazar el lápiz.

¿Cuántos perdieron su empleo cuando salió Mario Bros?

La gente sigue comprando juguetes, jugando dominó, ajedrez.. Está más que demostrado: la tecnología no te reemplaza, te ahorra tiempo.

Y ahí está la diferencia: no es la tecnología, es cómo la usas. Es igual al chiste de la bala y la velocidad.

Yo tengo una herramienta más poderosa que cualquier IA: el lápiz y el papel. Porque ayudan a pensar. Y a ganar dinero.

Se han firmado contratos millonarios en una servilleta. Y con la IA, siguen ocurriendo.
Los clubes de tenis y golf han sido testigos de acuerdos que cambiaron el mundo. Y, ¿qué los selló? ¿Un algoritmo? No. Una firma, un bolígrafo, una hoja de papel.

Hoy, una carta escrita a mano vale más que mil correos generados por IA. Es un símbolo de exclusividad. De valor.

Así que dime, ¿vas a seguir perdiendo el tiempo leyendo noticias tontas sobre quién va a quitarte el puesto?

Todo evoluciona. Y si un puesto desaparece, crearás otro.

Un lápiz no necesita actualización. Y si te equivocas, tiene un borrador.

Deja de excusarte con la IA. Las excusas, al escusado.

Sigue. No pares. Sigue, sigue.