No es el estrés, no es el trabajo, no es falta de tiempo…

Lo que yo pienso de la gente que dice todos los días «no tengo tiempo»…

Es gente pobre.

Sí, pobre.

¡Pobre!

Sí, lo es.

Viven en un día diferente. Un día sin tiempo.
Y me pregunto: ¿qué es vivir en un día sin tiempo?
¿Será eso no vivir?

Un día leí una frase que me quedó grabada:

La gente que no tiene tiempo es gente pobre. Pobre de tiempo.

Si no tienes algo, careces de ello. Lo dicen las matemáticas.

Clear Clare? All right!

Pero te diré cuándo eres más pobre:
Cuando no dominas ese tiempo que dices no tener.
Nivel miseria.

No es lo mismo desperdiciar el tiempo que no tener tiempo.

Todos tenemos el mismo reloj: 24 horas.
– 8 se van durmiendo.
– 3 en comer.
– 8 en trabajar.

Te quedan 5 horas. ¿Dónde están?

Desperdiciar el tiempo es llenarte de problemas que no puedes controlar.
Decir «no tengo tiempo» es la excusa diplomática de que algo no es tu prioridad.

Y aquí va la trampa:

No tienes tiempo no significa que se te acabó y tienes que reponerlo.
El tiempo no se acumula ni se guarda.
Se va cuando se tiene que ir y no volverá.

Entonces, si tienes tiempo, ¿lo dominas?
¿O lo pierdes en tareas «productivas» que solo te distraen de lo importante?

Cuando algo realmente importa, encuentras la manera de hacerlo.

Así que deja de engañarte con la excusa del tiempo.

Sienta tu prioridad.
Encuéntrala.
Y haz que el tiempo juegue a tu favor.