Mi pensamiento es como una cabeza con piojos

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Fíjate

Al decir la palabra «piojos», te tienes que rascar la cabeza, porque sí.

Si te digo que te van caminando, que se ven como ganchitos plateados en el cabello y que te caen sobre los hombros de la camisa negra, estoy segura de que te mueres de asco.

Bueno, así es mi pensamiento arborescente, una cabeza llena de piojos. De un piojo que te ponga liendres, se multiplican de manera incontrolable, a menos que te compres un buen champú para perros.

Es una expansión rápida, descontrolada y difícil de manejar. Los piojos se reproducen y se extienden de manera acelerada por toda la cabeza, siendo difíciles de controlar y eliminar una vez que están establecidos.

Pero no es que mi cabeza tenga piojos, sino que de una idea se abren veinte.

En el pensamiento arborescente, las ideas se ramifican rápidamente en múltiples direcciones, creando una red de pensamientos que se expande continuamente.

Mi cabeza tiene un sentido de justicia infinito.

Soy una persona altamente sensible.

Tengo dificultad para enfocarme o detenerme. No paro. Hago mil tareas al mismo tiempo y, cuando termino, tengo muchas más pendientes o busco qué hacer, porque siempre hay algo que hacer, lo que me lleva a sentir que vivo en un caos y desorden constante. Por eso, la necesidad de «intervenir» para poner orden es indispensable.

Termino cansada, con sobrecarga de pensamientos que se expanden rápidamente, y es agotador y abrumador.

En el colegio, no podía concentrarme en las clases, me parecían muy aburridas y se me hacía fácil aprender. Pero cuando hacía el examen, quería terminar rápido, porque mi cerebro leía las preguntas y me aparecía un «pop-up» de respuestas que terminaba mezclando todas.

Las emociones se me solapan.

Soy muy callada, pero cuando hablo, me cuelgo hablando de cualquier tema porque no puedo quedarme quieta. Leo de todo, pero me gusta estar en mi mundo con mis millones de ideas o apagarlas de vez en cuando.

Tengo altas capacidades intelectuales, creo que lo he escrito en otro artículo de este blog, y este descubrimiento me hace muy orgullosa. Me ha facilitado la vida, aunque me llamen rara.

Pues prefiero tener claras mis rarezas para potenciarlas que callármelas para satisfacer a la sociedad.

Fíjate, fíjate, fíjate.

¿Y para qué te escribo esto? Bueno, porque parece que alguien por ahí dijo que estaba cansado de las altas capacidades.

Pues yo estoy cansada de los batracios que disfrutan rodeándose de borregos que pasan toda su vida poniendo las mismas resistencias en la misma placa base una y otra vez.

Y para información general, ese señor que tenía un micrófono para que le escucharan la estupidez que dijo, está usando ese micrófono gracias a alguien de altas capacidades como Nikola Tesla. Aunque Tesla no trabajó directamente en la invención del micrófono, sus contribuciones al desarrollo de la corriente alterna (CA) y su trabajo en la transmisión de energía eléctrica fueron fundamentales para el progreso de las tecnologías eléctricas, incluyendo dispositivos como el micrófono y el teléfono. Sin un suministro estable de energía, la evolución de las tecnologías de comunicación hubiese sido imposible.

Y como la gente neurotípica me aburre, pero estoy aquí para quitarles lo típico y lo aburridos que son, solo para nombrarte algunos más, te indico aquí debajo. Sin esta gente no estarías ni en las redes sociales ni hablando por micrófono:

Albert Einstein, Isaac Newton, Leonardo da Vinci, Marie Curie, John von Neumann y, entre otros, Wolfgang Amadeus Mozart (por ser uno de mis favoritos).

Toda esta gente contribuyó de alguna manera con estudios sobre ondas, procesamiento de datos, entre otros.

Bueno, si con esta información sigues hablando tonterías, pues no podemos hacer nada porque no se puede ayudar al que no quiere ayudarse a sí mismo.

Hay que tener cuidado con la ropa que uno usa, porque se anda muchas más veces vestido que desnudo.

Hay que tener cuidado al abrir la boca, porque uno puede despejar la duda sobre si es un idiota o no.