La herramienta mas importante para empezar tu negocio …

Fíjate en esto

Dicen que para montar un negocio necesitas capital, contactos, padrinos o un MBA.

¿Y si te digo que basta con dos euros?

Sí, dos.
Lo único que necesitas cuesta dos euros.
Y se llama…

Un lápiz.

Ese palito de madera que mordías antes de un examen para matar los nervios.
El que partiste en dos cuando la maestra te pedía la tabla del nueve.
Parece poca cosa, pero guarda dentro un manual de vida y de negocio.

Porque un lápiz enseña que para brillar hay que sacarse punta.
Que cuanto más desgastado, más sombra y más huella deja.
Como cuando emprendes y la vida te pone a prueba.

Un lápiz también recuerda que nada es eterno.
Si lo guardas en un cajón, muere inútil.
Igual que las ideas que nunca lanzas.
Lo importante no es cuánto dura, sino lo que haces con él.

Y detrás de un lápiz hay una cadena de valor gigantesca: mineros sacando grafito, carpinteros trabajando la madera, metalúrgicos moldeando el anillo, manos fabricando la goma. Decenas de oficios unidos para que tú escribas una palabra.

¿Ves la lección? Hasta lo más simple necesita un equipo.

Los lápices también tienen memoria emocional. Mordidos, rotos, lanzados. Guardan cicatrices como tú guardas fracasos y victorias. Y si los escuchas, hasta te hablan.

Son los mejores vendedores: no hablan, solo muestran un nombre en unos centímetros de madera.

¿Y si no tuvieras uno, sino siete? Cada lápiz con una frase distinta: la palabra de aliento que esperabas, el “bien hecho” después del examen, el empujón que necesitabas.

Siete lápices pensados para un niño con miedo de empezar el colegio… pero que también sirven para ti, adulto que aún tiembla antes de tomar una decisión.

Un lápiz es barato.
Es humilde.
Es sencillo.

Pero es capaz de darte identidad, orgullo y el coraje para volver a empezar cada día.

Los de mi lista ya los han visto.
Y recibieron una carta especial, solo por estar adentro.