Eres como niño pequeño?

Mi español no me permite escribir «niñe pequeñe», ni Vargas Llosa tampoco, así que la gente inteligente sabe que con el título me refiero a todos los géneros y géneres.

A lo que voy, que mi cabeza divergente se desvía: cuando a un niño le interesa algo, lo repite hasta que… ¡ya!

¿Recuerdas Baby Shark… tu tu ru ru tu…? ¡Ja! Ahora no te puedes sacar la canción de la cabeza. ¡De eso se trata!

El aprendizaje se trata de repetir algo tantas veces que ya te salga de forma automática.
Así se aprende un oficio: repitiendo y repitiendo y repitiendo, hasta que lo haces con los ojos cerrados. Y no solo eso, sino que cada vez que repites, vas mejorando.
Y cada vez quieres mejorar más,
y mientras mejoras, más cosas descubres,
y mientras más descubres, más sabes que sabes menos,
y mientras más sabes que sabes menos, más quieres intentar cosas nuevas,
y así te vas convirtiendo en un experto en tu área.

Porque te apasionas.
Entras como en un túnel de obsesión por saber, descubrir y hacer más en eso que hace que el tiempo pase volando,
y te vayas a la cama feliz porque sientes que haces algo útil,
que hace que tu corazón lata cada vez más fuerte (la cuenta del banco igual… y los clientes, ni te digo).

A medida que avanzas, avanza tu calidad como persona y como profesional.
Te dan más ganas de hacer, porque ves el beneficio que trae para los demás y para ti.
Te sientes útil para tu sociedad.

Bueno, con todo esto que te he dicho, ya sabes lo que tienes que hacer:

Conoce. Descubre eso que hace que te levantes sin despertador.

Eso que te invita a ser mejor persona.
Eso que beneficia a los demás.

Este artículo vale más que la consulta que le estás pagando a tu psicólogo,
pero como es gratis, como un bonus, lo vas a leer…
y se te va a olvidar.

Bueno… así es la vida.

PD: Léelo cuantas veces sea necesario hasta que te lo aprendas como el Baby Shark…
Solo digo esto y tu cabeza reproduce: tu tu ru ru tu ru