El peor enemigo de …
21. agosto 2025 |
la empatía
¿Te ha pasado que quieres ayudar a alguien… pero esa persona no quiere tu ayuda?
Sucede más de lo que pensamos. Algunos ayudan porque les nace, otros porque creen tener la respuesta correcta, otros porque piensan que “esa persona merece más” y no falta quien lo haga por lástima. Pero la verdad es que, muchas veces, no sabemos si esa persona quiere mejorar, si busca apoyo… o si, sencillamente, está cómoda donde está.
El error aparece cuando damos por hecho que todos desean lo mismo que nosotros. Lo vemos en los negocios: hay empresarios que creen que todo el mundo debería ser emprendedor, y hay empleados que critican a los empresarios olvidando que, en realidad, son ellos quienes generan los puestos de trabajo.
¿Quién tiene la razón? Ninguno y todos.
La clave está en entender que cada uno actúa desde su propia normalidad. Vemos a los demás desde nuestra perspectiva, desde nuestro “mapa mental”. Lo que para ti es un salto de fe, para otro puede ser un absurdo. Lo que para ti es seguridad, para alguien más es aburrimiento.
Entonces, ¿qué hacer? Muy simple: dejar de imponer, observar más y preguntar mejor. No se trata de convencer al otro de que cambie de camino, sino de ofrecer una mano solo cuando realmente la quiere tomar.
Al final, la verdadera ayuda no nace del ego ni de la lástima, sino de la empatía. Y esa solo funciona cuando ambas partes están listas.
Así que la próxima vez que quieras ayudar, primero escucha. Porque quizás lo que esa persona necesita no es que la empujes, sino que simplemente la acompañes.
El peor enemigo de la empatía: creer que sabes lo que el otro quiere
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