El Club de «Las Atrevidas»

No te pidas escalar el Everest ni que montes una empresa en 24 horas. Solo que hagas una cosa mínima,

casi ridícula, pero que marque el inicio de algo.

Porque el problema no es que no tengas sueños. Es que esperas a sentirte preparado. Y nunca lo estarás.

Así que hazalgo tan simple, tan absurdo, que tu cerebro ni siquiera tenga tiempo de sabotearte.

Llama a esa persona que tienes pendiente.
Ponte la camisa bonita solo para ir al súper.
Usa las copas “de ocasiones especiales” un martes cualquiera.
Prepara la ropa la noche anterior como si tuvieras una cita con tu mejor versión.

Pequeñas cosas, sí. Pero no son “tonterías”: son actos de respeto hacia ti. Cada gesto mínimo es una declaración

silenciosa que dice: “Estoy vivo y me importa.”

Y cuando repites eso todos los días, sin dramas ni discursos, te das cuenta de que el atrevimiento no se grita…

se entrena.

Así empieza todo: con una tontería tan pequeña que ni el miedo la nota.

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