Día, lugar, hora y

Fíjate en una cosa. O mejor, pregúntate algo:

Si pudieras elegir un lugar donde estar ahora mismo…
¿Sería este?

Y una más:

¿Tomarías la misma decisión que te trajo hasta aquí?

¿Sí?
¿No?
¿No sabes?

Vale la pena pensarlo.
Ojalá debajo de una mata de mango…
(Que no tenga un pájaro con diarrea azul justo encima, por favor).

Voy al punto.

Muchos de nosotros hemos salido —o nos han sacado— de nuestros países.
A veces por amor. O por desamor.
O por política, por dinero, por miedo… o por sueños.

Entonces te lanzo esta otra:

¿Qué habrías dejado de aprender si no hubieras llegado al lugar donde estás ahora?

¿Quién serías tú si no hubieras cambiado de país, ciudad, trabajo, casa…?

La inmigración es un duelo, sí.
Pero también es una oportunidad.
Te vuelve invisible, sí…
Para que te ocupes de ti.

Para que sueltes.
Para que aprendas nuevas formas de vivir.
Para que te preguntes…

¿Para qué?

Si te preguntas ¿por qué?, está bien.
Pero eso es mirar al pasado.
Y el pasado no se cambia.
Lo hiciste tú. Con decisiones que ahora son tu presente.

Hoy estás construyendo tu próximo pasado.

Y si esto te removió algo, ya sabes dónde escribirme.
Abajo, en la caja.

Esto puede servirte.
O no.
Eso… ya es decisión tuya.