¡Atrévete a Emprender! Lecciones de Emprendimiento Infantil
27. julio 2024 |
A un niño todo le parece, además de imposible, divertido.
Fíjate, ayer llegaba del trabajo.
— ¿A dónde?
— A mi casa.
En la entrada estaban dos vecinas, amiguitas de mis hijos, una de 6 y una de 9 años.
Dos niñas, vendiendo.
— ¿Vendiendo qué? — rompecabezas.
Les hacía gracia captar la atención de la gente, que se parara a ver lo que vendían, les mirara, les escuchara y hablara con ellas.
Eso les pareció tan genial que se pusieron de acuerdo para vender otra vez al día siguiente.
— ¿A qué hora empezaron?
— A las 10:00 am.
Una vendía limonada, otra rompecabezas, otro libros, otro peluches.
Tuve que pensar inmediatamente en Isra Bravo, Oscar Feito y Monge Malo; no podía pensar en otra cosa.
De vez en cuando, mi hijo se acercaba para comentarme cómo iba la venta y lo que le decían a la gente para vender.
Mi hija preguntaba a las personas que pasaban: «¿Quiere limonada?»
Mi hijo preguntaba: «¿Tiene niños? Claro, en la mayoría de los casos son los niños los que juegan con rompecabezas.»
Entonces, les dije a mis hijos una de las veces que vinieron a darme un reporte:
— ¿Quieren que compren limonada? ¿Qué tal si le dicen a la gente: «¿Tiene sed? ¡Tenemos una limonada refrescante para este calor!»
La gente no está todo el rato pensando si tiene sed o no, pero si le preguntas si tiene sed, entonces le da sed y quiere tomar algo.
¡Es así!
Al preguntar, simplemente despiertas la sensación de sed por sugestión.
Es una técnica que se utiliza en ventas y marketing para estimular el deseo o la necesidad de un producto.
Ellos se quedaron pensativos y dijeron: «OK.»
De tanto en tanto, mi hijo se acercaba para contarme cómo iba la venta.
Una de esas veces se acercó triste para decirme que no pasaba gente a la que ofrecerle los productos.
Le dije que tenía que esperar, que por allí «pasaba mucha gente». Hay que condicionar el cerebro para mantener una actitud positiva.
Otras veces se acercaba desconcertado porque la gente no quería comprar, a lo que le dije que la gente no siempre sabe lo que quiere comprar.
En uno de esos reportes, mi hijo se acercó feliz, saltando de la alegría, para decirme que había vendido su cuento de «Lucky Luke», que ya no le parecía interesante y que incluso le habían dado más de lo que pedía por el cuento.
— ¿Entonces?
Por allí pasó gente y compró limonada, rompecabezas, libros, peluches o varias cosas.
Pasó gente que no compró.
Pasó gente que les regaló dinero.
Pasó gente que les pagó con atención, se fue y no compró.
Estuvieron vendiendo hasta las 7 de la noche.
Era tanta la emoción que se les olvidó hasta comer.
De eso me encargué yo en recordárselos. Comieron rápido y volvieron a vender, no querían descuidar la venta.
Querían estar allí para atender a cada persona que se acercara.
La moraleja de esto:
Hay que atreverse.
Hay que hacer branding.
Hay que saber de psicología.
Hay que saber vender.
Hay que hacer. Solo así verás un resultado.
Hay que ser constante, perseverante y esforzarse.
Solo así verás hasta dónde puedes llegar y lo que puedes lograr.
La venta fue bien, incluso han vendido hasta la valentía de estar parados ahí para matar el aburrimiento.
Han ganado hasta la voluntad de la gente en ayudarlos; se ha acercado gente incluso para darles dinero sin comprar nada. ¿Inversores?
¿Le ha caído en gracia a la gente el esfuerzo de estar ahí parados y atreverse a hablar, decir unas palabras para lograr una venta?
¡Seguro que sí!
¿Lo ves?
¿Sí?
Perfecto, tienes mente de empresaria.
¿No lo ves?
¿No?
Compra lentes, lentillas, gafas, binoculares…
Si pudieras comprar otro cerebro te lo recomendaría, pero como no se puede, lo que queda es formarse, documentarse, instruirse y aprender.
Entra al club de las atrevidas.
Cuatro niños se atreven, ¿tú? Con más experiencia…
¿Te atreves?
¡Si ellos pueden, tú también!
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