Lección de ciudadanía

Te voy a contar algo que me pasó a las ocho de la mañana y es que fui parte de algo que me dio mucha satisfacción.

De forma inactiva fui parte de ello, y es que me encanta cuando me suceden cosas como estas.

Camino al trabajo, paso por dos escuelas: una básica y una media. Dos escuelas, una para pequeños y otra para más creciditos. El control de velocidad está regulado, obviamente hay que pasar despacio. Hay dos pasos peatonales, y los niños van caminando solitos al cole.

Hoy era día de examen de bicicleta. ¿Cómo? Sí, examen de bici en algunas escuelas.

Cuando estás en la cuarta de básica, es decir, cuarto grado de primaria, tienes que hacer el examen para obtener la licencia y poder andar tú solito, a los diez años, en bici. ¡Independencia total!

¿Y cómo formé parte de ese examen si solo iba pasando por ahí? Bueno, fue de forma inactiva. Tuve que parar para que el niño aprendiera a colocarse correctamente al cruzar hacia la izquierda. Como todos, los de la derecha tienen prioridad; los de la izquierda no, tienen que esperar. No sé si en estos países que manejan al revés será así. Bueno, «al revés» para nosotros, según ellos, son los que manejan «como debe ser».

Entonces, eso de pasar por allí y tener que pararme y esperar para que el niño hiciera su examen o practicara para su examen fue una sensación muy bonita, porque me permitió generar seguridad en ese niño. Él va aprendiendo que, así como él respeta las reglas, alguien también en otro medio de transporte respetará las normas, creando un ambiente seguro para que él pueda desarrollar su independencia. ¿Es esto civismo?

Y lo que más me gustó fue la confianza y el respeto que los niños tienen hacia los policías. No como en otros países, donde no sabes de quién salir huyendo primero: si de los tombos (policias) o de los malandros.

Así que me sentí muy satisfecha y agradecida por poder formar parte de eso que llaman ser un buen ciudadano.

Yo aprendí a andar en bici de grandecita, y manejar bici es un ejercicio liberador… bueno, para mantener el equilibrio.

Muchas gracias por leerme y, ya sabes, ¡lento pero seguro!

Que nunca se nos olvide cómo aprendimos a andar en bici, ¡aunque la pizza llegue en una caja azul!