¿Con qué error aprendiste la lección más valiosa? Lado A

Fíjate,

A lo largo de los años, de la vida y de todo, los errores siempre se destacan más que los aciertos.

Hace unos días leí un artículo sobre Tatiana Ivanko, una madre que, enseñando caligrafía a su hija, en lugar de corregir sus errores con un bolígrafo rojo, decidió subrayar lo que hacía bien con uno verde.

Piénsalo un momento: ¿Quién va por la vida con un bolígrafo rojo en la mano, listo para criticar cada error? Y no solo los errores de los demás, sino sobre todo los propios. Somos nosotros mismos quienes más nos maltratamos por equivocarnos. Pero te diré algo: nada es tan importante. Si algo nos enseñó la pandemia, es eso. Ni todo el dinero del mundo podía comprar la seguridad de estar a salvo.

Fíjate, fíjate, fíjate:

Uno de los errores más comunes es tener expectativas demasiado altas, o lo que ahora llaman «estándares». Cuando esperas demasiado de algo o de alguien, terminas frustrado y abandonando todo. La clave está en fijar metas realistas. Haz lo mejor con lo que tienes, y no cuentes con lo que no puedes controlar.

Y esto es solo el principio. Sigue leyendo y encontrarás más…

La falta de práctica. Ya lo sabes: «la práctica hace al maestro». Aunque la frase esté desgastada de tanto repetirla, sigue siendo verdad. Si quieres que algo te salga bien, practica, practica, y practica. Si quieres escribir un libro, escribe todos los días, sin excusas.

Según la teoría de la práctica deliberada, se necesitan unas 10,000 horas para dominar una habilidad compleja. Haz tus cuentas y empieza ya.

Otro error es querer correr antes de haber dado siquiera los primeros pasos. Nadie llega al penthouse sin pasar por el primer piso, salvo que llegues en helicóptero. Pero incluso para eso, primero tuviste que aprender a andar.

El miedo al fracaso es otro obstáculo. Personalmente, sé que me equivocaré muchas veces antes de acertar. Si no tienes esto claro, tal vez te convenga buscar un trabajo sin riesgos, donde te digan qué hacer a cada paso y no puedas cometer errores.

Un estudio de la Universidad de Stanford revela que el 30% de los estudiantes teme tanto al fracaso que opta por no intentarlo. Pero, para aprender, hay que lanzarse.

No todos aprendemos igual. Cada cerebro es distinto: algunos aprenden viendo, otros escuchando, otros haciendo o escribiendo. Y cada uno tiene su ritmo. Encuentra tu estilo.

El modelo de Kolb nos recuerda que existen diferentes estilos de aprendizaje: visuales, auditivos, kinestésicos… Lo importante es descubrir cuál te funciona a ti.

Cuidado con la arrogancia de creer que, porque ya tienes experiencia en algo similar, aprender una nueva habilidad será fácil. Prepararse es esencial.

Y cuando busques feedback, asegúrate de que venga de alguien que sepa. A veces, las críticas vienen de personas que nunca han intentado lo que tú estás haciendo.

Otro error común es intentar aprender mientras haces otras cosas. No puedes aprender contabilidad mientras alimentas al perro, si es que tienes perro. Para aprender bien, necesitas enfocarte. La concentración es clave para un aprendizaje de calidad.

Finalmente, no sigas «corriendo la arruga», es decir, postergando todo para mañana. Yo también podría haber dejado este texto para mañana, pero decidí aprovechar el tiempo de hoy. Y para eso, creé un calendario y me organicé.

Alrededor del 20% de las personas son procrastinadoras crónicas, lo que afecta su capacidad para adquirir nuevas habilidades. Divide las tareas, trabaja por bloques, usa la técnica Pomodoro, y di: «solo lo haré por 10 minutos». Lo importante es empezar.

Y deja de perder tiempo con tareas sin sentido: leer mensajes de WhatsApp, correos innecesarios, o preocuparte por lo que hacen los demás. Estas son distracciones que te alejan de tus objetivos.

Enfócate en el aprendizaje. Sí, la meta es importante, pero no te olvides de disfrutar y aprovechar cada lección en el camino. Al final, llegar a la cima será la recompensa, pero lo que realmente cuenta es lo que aprendes mientras subes.

 

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