Efectos secundarios del éxito

El éxito trae unos efectos, a veces muy buenos otros no tanto. De la noche a la mañana, la gente comienza a quererte, y te saldrán amigos hasta de debajo de las piedras. Donde menos te lo imaginas, ¡ahí encontrarás a alguien hablando maravillas de ti! Y, de repente, ¡se acreditan como tus superamigos! Como si fueran Batman y Robin, o Wonder Woman y Etta Candy.

Ahora, también puede pasar lo contrario. A algunos les retorcerá tanto la tripa de envidia que soltarán algo como: «¿Y este quién se cree? ¡Si antes no era nadie!» Frustrados, frustradas, frustrades… A todos ellos ya les has ganado. Y sin darte cuenta, ¡te están haciendo publicidad gratuita!

Y ahora te estarás preguntando: «¿Publicidad buena o mala?» ¡No importa! La clave está en estar en la mente de la gente. Como dicen por ahí: que hablen mal, pero que hablen. Mientras tanto, tú te sientas como una musa en tu diván, con un vestido vaporoso, disfrutando tu momento como toda una diva.

A Elvis Presley al principio, varias discográficas lo rechazaron y su estilo fue considerado vulgar. ¡Incluso lo despidieron con la recomendación de que volviera a ser camionero! Pero él perseveró, y terminó convirtiéndose en el «Rey del Rock and Roll» y uno de los artistas más amados de todos los tiempos.

Así que, te lo repito: este es el efecto secundario del éxito. Te amarán y saldrán amigos como Oompa Loompas en «Willy Wonka y la fábrica de chocolates». Así que mejor verlos desde lejos, como quien ve los toros desde la barrera.

¡Ay! Ahí, hay, quienes estuvieron siempre a tu lado y creyeron en ti incluso mas que tu misma. Esos son tus verdaderos amigos.